El marketing de interrupción se refiere a la promoción de un producto o servicio a través de acciones publicitarias que pueden considerarse molestas, excesivas e intrusivas (publicidad impresa, telemarketing, anuncios televisivos…), estrechamente vinculadas al marketing tradicional.
El marketing de interrupción comparte las mismas características del outbound marketing, aunque en esencia ambos términos no sean exactamente lo mismo.
Para resumirlo de forma sencilla podríamos decir que se trata del área del marketing cuyas estrategias de promoción consisten en el bombardeo continuo a los consumidores con publicidad y todas las estrategias posibles con el objetivo de dar visibilidad a una marca, empresa, producto o servicio.
¿Cómo funciona el marketing de interrupción?
Este tipo de estrategias de marketing interrumpen aquello que el cliente o potencial cliente (espectadores de televisión, lectores, radio oyentes…) está haciendo en ese momento con el objetivo de mostrar el bien o servicio con un mensaje idéntico para toda la audiencia, obligándole a pensar en otra cosa.
Por definición, el marketing de interrupción es algo diametralmente opuesto a los modernos conceptos de marketing de atracción y marketing de permiso, que buscan el acercamiento de los consumidores de forma amigable y cuidando sus intereses.
En el caso del marketing interruptivo, el acercamiento es directo y a través de cualquier medio posible, sin importar el abuso de la presencia y los excesivos impactos publicitarios que el usuario recibe.
Como es evidente, estas estrategias cada vez están peor vistas a ojos de los consumidores modernos, que pueden percibirlas más como una molestia que como algo interesante. Y es que, los consumidores de hoy en día son radicalmente diferentes a los de antaño, ya que saben lo que quieren y como lo quieren al tener la información en sus manos.
Sin duda, el marketing de interrupción sigue siendo una forma (cada vez menos) efectiva de hacer marketing, ya que sirve, en primera instancia, para ayudar a que una marca tenga mucha más visibilidad, aunque a la larga pueda perjudicar a la intención de compra de los consumidores, al verse expuesto a tantos y tan abusivos impactos publicitarios.
Por eso, en la actualidad el marketing de interrupción no es el tipo de estrategia más idóneo para los tiempos que corren y debe siempre complementarse con otras estrategias de venta más sutiles hacia el comprador.